Una lectura critica del último artículo de Oscar Ortiz
El ex Senador y ex candidato a la presidencia Oscar Ortiz, citando a Eduardo Gamarra, ha publicado un artículo titulado: “pragmatismo estratégico frente a un nuevo orden mundial”, referido a la geopolítica en la que Bolivia está inmersa, y me ha parecido una gran provocación para un debate que ha sido eludido en la actual etapa pre electoral. Pero no es mi interés debatir con el Sr Gamarra, sino con Oscar por su condición de político experimentado.
El diagnostico al que se adscribe Ortiz inicia
con una realidad que muchos compatriotas aún no la han dimensionado
correctamente hasta el momento, esa realidad es que vivimos “una crisis muy
grave” a nivel nacional e internacional, que además tiende a prolongarse y
agravarse en el tiempo, con lo cual estoy de acuerdo. Sin embargo, posteriormente
entra en el tema y caracteriza la nueva posición de los EUA sin mencionar la
nueva disputa global por la hegemonía (según la definición de A. Gramsci) que
se ha desatado entre ellos y China. Por un lado, hablar de un D. Trump que
desarrolla una política internacional desideologizada, es desde mi punto de
vista un reduccionismo gravísimo para un diagnóstico, acerca de un asunto que
influirá decisivamente en nuestro futuro desde la perspectiva de la doctrina
Monroe. La ideología de Trump es el motor del cambio de posición de EUA para
con sus aliados y él exacerba la visión que tiene este país de la amenaza
china. Esta es una puntualización muy importante debido a que, si revisamos la
historia de la humanidad, cada vez que el imperio dominante ha visto su
posición amenazada o pronostica su decaimiento, se desata una feroz contienda,
contra las fuerzas amenazantes, que abarca indudablemente los territorios ubicados
dentro de sus esferas de influencias (y Bolivia se encuentra dentro de una de
las esferas de influencia).
Ortiz acierta en el pronóstico de que, en las
relaciones internacionales se verán “cambios profundos” en los próximos años,
sin embargo, a la par de nuestra preocupación por los “dólares” como él dice,
el fondo de nuestra preocupación debería ser el desarrollo futuro de nuestro
país en un entorno internacional muy volátil producto de lo mencionado líneas
arriba.
Nuevamente revisando la historia, vemos que
Bolivia ha sufrido por varias décadas los efectos de una débil geopolítica
nacional en medio de la guerra fría entre EUA y la URSS. En el contexto de una
Nueva Guerra Fría entre EUA y China, nuestro acceso a dólares, inversiones
extranjeras, exportaciones a mercados internacionales, la oferta de servicios
como el turismo o el desarrollo de software, o a el acceso a financiamiento
internacional dependerá de nuestra posición en esta disputa. Nos guste o no nos
guste.
Entonces, el verdadero problema que
enfrentamos es la ausencia de una estrategia nacional geopolítica para navegar
dentro de una tormenta que se aproxima y que puede hundir nuestra embarcación, léase
afectar nuestro desarrollo significativamente y por muchas décadas.
Es cierto que la sociedad boliviana vive
momentos difíciles y su estado de animo nubla cualquier posible análisis en
profundidad, pero la próxima elección nacional puede marcar el inicio del
declive de Bolivia en el nuevo contexto internacional o el inicio de un nuevo e
inteligente posicionamiento estratégico que nos evite sufrir los daños de un
enfrentamiento global con consecuencias imprevisibles. Tomar este asunto a la
ligera como lo hicieron los gobernantes de la segunda mitad del siglo XX sería
un error histórico y el fracaso será un ruinoso desarrollo durante las décadas
que dure la disputa global.
Por otro lado, en este espacio complejo,
tenemos la distinción de contar como vecino y compañero de viaje, a una de las
10 economías más grandes del mundo: Brasil, que también juega sus cartas en
este escenario, por lo que la ecuación no estaría completa sin considerar este
factor.
Coincido con Oscar en la prospectiva de las características
espinosas del nuevo gobierno 2025-2030 y esta es precisamente la razón por la
cual el próximo presidente no puede permitirse trazar la nueva geopolítica
boliviana dentro de las cuatro paredes de su sala de gabinete. Se requerirá,
por primera vez en mucho tiempo, consultar a la población y tomar una decisión concertada
entre distintas fuerzas políticas ya que los gobiernos posteriores deberán
sostener esta decisión y planificar nuestro desarrollo futuro en ese nuevo
marco. Es una decisión compleja en un momento de alta complejidad, pero se debe
hacer, de lo contrario, sufriremos las consecuencias por un largo tiempo.