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lunes, 16 de septiembre de 2024

El “escape hacia adelante” de Luis Arce

Ante situaciones complejas en las que las personas se creen acorraladas, es común ver acciones o estrategias que, en lugar de enfrentar el problema o situación difícil, de forma directa, de manera impulsiva optan por evadirlo o superarlo rápidamente con medidas apresuradas, arriesgadas o extremas. Es decir, optan por un “escape hacia adelante”.

El proyecto político frustrado

El “arcismo” surgió de forma enérgica el año 2021 y se auto caracterizaron como los “renovadores”, sin embargo, aún Bolivia no sabe en qué consiste la llamada “renovación” de Luis Arce. Hasta el día de hoy no tuvieron la capacidad de construir un proyecto político alternativo como decían ser, no precisaron su ideología, no generaron un discurso político, no crearon una estructura de simpatizantes y finalmente las propuestas que implementaron desde el gobierno fueron fallidas y no abordaron el fondo de las contradicciones de la sociedad boliviana para ofertarle un mejor derrotero.

Esto sumado a la crisis de Estado que ha fomentado el propio gobierno en medio de una crisis económica mal encarada, ha generado que su credibilidad y legitimidad hayan sido seriamente afectadas añadiendo un factor de alta gravedad a la ingobernabilidad en la que se han sumido.

En un escenario de esas características sus operadores políticos (funcionarios públicos y dirigentes de organizaciones sociales allegados a Luis Arce) no tuvieron los elementos suficientes para consolidar una base social que los sustente luego de la disputa iniciada con el presidente del partido que los había llevado a gobernar. Su evidente estrategia de adueñarse del MAS-IPSP naufraga a cada momento y la intención de anular a Evo Morales como líder del partido, no prospera.

El “arcismo” no pudo cuajar como un proyecto político y a la fecha se muestra más como un hato de funcionarios públicos y pocos dirigentes de organizaciones sociales que presumen de forma errada que su amalgama política es el aborrecimiento a Evo.

Todos estos factores han llevado a delinear un proyecto político frustrado lo que sitúa al presidente en una situación muy delicada, aun cuando en los próximos meses opte por alguna sigla electoral existente para intentar continuar con su carrera política.

El declive

La crisis económica que vive el país no se ha resuelto y por el contrario tiende a agravarse afectando seriamente a la población, las iniciativas del gobierno en este aspecto han fracasado y no existe un plan de emergencia para contenerla.

La corrupción en diferentes niveles del gobierno denunciada hace mucho tiempo atrás no tiene moderación alguna y no se advierte de parte del presidente intención alguna para frenarla. 

Las políticas fallidas de parte del presidente y sus ministros se han convertido en un signo del gobierno y la autocrítica no asoma, viendo una carencia en la rectificación de los errores cometidos.

Las deserciones en la órbita de Luis Arce están en las renuncias a cargos administrativos, en el pensamiento y en las tácticas que utiliza el gobierno, dejando cada vez más desamparado al presidente y sin cuadros políticos que coadyuven en la resolución de las crisis. Los voceros que otrora defendían al presidente y sus medidas hoy son insuficientes y es el propio Arce que asume su propia vocería en un ambiente de baja credibilidad del gobierno y una legitimidad disminuida. Los sendos mensajes presidenciales (agosto 6) han planteado una nueva agenda que no ha sido admitida por los grandes actores políticos, (septiembre 8) han planteado un diagnostico que no comparte la mayoría de los bolivianos y (septiembre 15) finalmente se decantan por un “escape hacia adelante”, por lo tanto, estos mensajes presidenciales no han logrado modificar el escenario político a favor del gobierno y se agota el discurso del primer mandatario.

Su situación personal comprometida

La miopía política de Luis Arce y sus allegados les llevaron a pensar que podían pasar por encima de la Ley y la Constitución aventurándose en medidas osadas que rondan el delito. Su penetración en el Órgano Judicial, luego en el Órgano Legislativo y ahora en el Órgano electoral, al parecer fue parte de una estrategia para brindarles impunidad sobre esas medidas, en función del supuesto éxito de las mismas. Pero al haber fracasado con esas medidas fallidas, hoy es evidente que los otrora serviles funcionarios que socaparon sus acciones, pretenden abandonar al gobierno y hasta renegar de él. Lo que suma un nuevo frente que daña la solidez de Arce.

La forma entusiasta en la que los hijos del presidente han irrumpido en la gestión de su padre hoy pesa en contra y mañana cobrará una factura muy cara, desde todo punto de vista su participación en el gobierno es indebida y Luis Arce parece no darse cuenta, o piensa que sus acciones serán olvidadas en la medida de los éxitos que cosecharán él y su familia, para el país. Pero esos éxitos nunca llegaron y las denuncias respecto a la indebida y constante participación de la familia del presidente en la gestión pública, son diversas y generan un malestar generalizado de la población con su gobierno.

INFERENCIA

Los discursos presidenciales y las tácticas políticas que desarrolla Luis Arce denotan que el gobierno ya ha asumido consciencia de su declive y avizora un escenario político más complejo para el futuro inmediato, sin embargo, la táctica del “escape hacia adelante” agrega un aura de volatilidad al desenlace de su declive que puede arrastrar a la sociedad boliviana a un escenario catastrófico.

Está claro que la posición del presidente en un ambiente altamente adverso es insostenible en la medida de que el gobierno no tenga un diagnóstico acertado respecto a la situación del país, una alianza suficiente que le otorgue gobernabilidad y un dialogo que le permita generar una nueva legitimidad.

Por ahora la crisis de Estado crece, la crisis económica arrecia, la inacción del gobierno se mantiene y la táctica del “escape hacia adelante” del presidente, advierte del abuso del uso de la fuerza pública y de una persecución judicial a los detractores del gobierno, en un afán de mantener el manejo de las riendas del momento político.

Hoy el presidente solo apunta a evitar que su mandato sea recortado por la fuerza de sus contrarios a través de un “escape hacia adelante” y también a generar el mayor daño posible a Evo Morales, lo que hace presumir un enfrentamiento con sectores que en la escalada del descontento se radicalizan cada día más por la falta de soluciones a las crisis de parte de Luis Arce Catacora. En este momento el “escape hacia adelante” nos sitúa ante un posible escenario futuro de resolución violenta del conflicto.

15 de septiembre de 2024