jueves, 9 de diciembre de 2010

La mentira viaja en primera plana (haz click para entrar a El Mundo)


El diario El Mundo de la ciudad de Santa Cruz ha publicado el día de hoy un titular bajo el cual “informa” que la ley de la Madre Tierra amenazaría con dejar sin alimentos a nuestro país y basa este titular en que esta norma dispondría que las tierras de siembra deberían descansar dos años y que además los infractores serian aprendidos. En consecuencia a este extremo la ANAPO y ASOHFRUT se pronuncian alarmados y concluyen en que se desatará una crisis alimentaria. Toda la extensión del artículo aborda las consecuencias de una medida de ese tipo y los dirigentes de estas organizaciones opinan y proyectan sus acciones a partir de este hecho, es más, amenazan con desacato a la Ley y prevén desempleo, inseguridad alimentaria y la ruina de los productores. No es muy difícil imaginar la reacción de las personas que leen este periódico y su receptividad respecto a esta ley ante la dimensión de este texto.

En el proyecto de ley de la Madre Tierra no existe un solo artículo que aborde la forma de cultivo, sus descansos o los plazos para esto, es decir que el fondo de este articulo no existe (por lo menos en la legislación actual). En este blog se encuentra publicado este proyecto de Ley por si fuese necesario corroborar esto. Es decir, la especulación en este diario se funda en una mentira.


Pero más allá de aclarar la verdad sobre este tema, asoma la duda sobre la intencionalidad de este medio de comunicación que de forma irresponsable brinda información alejada de la verdad. Y la duda oscila entre la poca profesionalidad de las personas que tienen a su cargo la publicación, que raya en la incompetencia plena para cumplir el fin único que tienen, que es el de informar (obviamente solo la verdad), y las intenciones de carácter político que no tiene el mas mínimo escrúpulo en torcer la verdad y promover la especulación para satisfacer sus propios intereses que seguramente no son de los trabajadores, sino de los propietarios de este diario.


Ya sea lo uno o lo otro, es frustrante absolver esta duda llegando a la conclusión de que existen medios de comunicación sin un ápice de profesionalidad como para generar una desinformación de esta magnitud, o que utilizan la libertad de expresión para solapar las ocultas intenciones político partidarias de sus propietarios. Y es frustrante también imaginar los pensamientos que ha generado esta publicación en todos aquellas bolivianas y bolivianos que leen este diario con la sana intención de informarse, cuya desconfianza estará sembrada mas allá de las aclaraciones que puedan hacer mañana los editores (si es que les queda un mínimo de honestidad intelectual).