viernes, 7 de marzo de 2008

Por ésta razón no voté el jueves 28


Existe un limite incuestionable entre la influencia sicológica y la coerción física de determinado sector sobre el congreso y ese limite es el mismo que existe entre el principio democrático y el concepto despótico. Ese límite ha sido rebasado ante nuestra consternación.
Mas allá de posiciones políticas, existe una máxima que debería regir nuestras vidas y esa es la democracia, si ese principio no esta arraigado en todos los bolivianos, significa que el sistema democrático en nuestro país es solo un espejismo y me refiero a todos los bolivianos porque este no es solo un privilegio de las esferas políticas, debería ser un modo de vida en nuestra cultura misma. Lamento la actitud opresiva que a nombre de movimientos sociales algunas personas se han tomado el día jueves 28 de febrero, y lamento también, la duda que asoma sobre la vocación democrática de los conductores de este momento histórico ya sea en el oficialismo o en la oposición, porque comenzamos a ver la constante vulneración a nuestras instituciones, desde aquellos que no dudan en desconocer al gobierno legalmente constituido en el momento en que este discrepa con sus posiciones autonómicas, hasta aquellos que están dispuestos a pasar por alto las reglas democráticas del parlamento el momento en que ven amenazado su gobierno.
No considero que la sorpresiva convocatoria para dos referéndums aprobatorios de la nueva CPE sea la salida política ideal a la crisis que vive nuestra nación, pero estoy conciente que el oficialismo tiene aún mas responsabilidades que la oposición, en un momento con características extraordinarias, esas responsabilidades tienen que ver con la viabilidad de la patria, con su unidad y con la convivencia pacifica de sus miembros. Creo que es este el criterio que prevalece en una estratagema de este tipo y que el oficialismo ha visto como conveniente resolver las diferencias políticas y regionales de este modo, entones esa convocatoria desde ese punto de vista puede ser lícita, pero impedirle a una congresista hacer uso de su mandato popular y además agredirla físicamente ante la mirada pasible del Estado, es un exceso desde todo punto de vista, pero si a esto le sumamos la aprobación de tres leyes (que pueden ser lícitas también en su propósito) vulnerando reglamentos y principios de debate en nuestro Congreso, es otro exceso de igual magnitud. No es una novedad que la oposición al actual gobierno comete y ha cometido similares y hasta tal vez mayores excesos en su acción política, pero se debe dejar en claro que el “cambio” que añoramos no esta orientado a convertirnos nosotros en los opresores, por el contrario, es para erradicar cualquier tipo de opresión, venga de donde venga.
Soy parte de un proyecto de cambio, de una bancada, del oficialismo y además estoy convencido de que nuestro país esta transitando un camino de transformación sin retorno, pero nuestra habilidad política en momentos tan difíciles como estos, radica en plantear soluciones que no transgredan nuestros principios, porque no puede haber proyecto, ni bancada, ni gobierno que nos obligue a quebrantar un principio que hace a nuestra convivencia entre diferentes: la democracia. Por ésta razón no vote el jueves 28.